Fuente: LAVANGUARDIA.ES
Autor: Manuel Guerrero
web: http://www.lavanguardia.es
1. Hace unos años, en una conversación informal, el fotógrafo Toni Catany (1942) me decía que estaba considerando la posibilidad de ceder su magnífico archivo a una institución francesa, el Centre National de la Photographie de París. Había valorado diversas opciones en Barcelona que no le acababan de convencer. El Museu Nacional d´Art de Catalunya (MNAC), donde luego realizó una completa exposición antológica, no tiene entre sus objetivos la conservación de archivos fotográficos de negativos de cierta magnitud. Otras instituciones, como el Arxiu Nacional de Catalunya (ANC), o el Arxiu Fotogràfic de Barcelona (AFB), no colmaban sus expectativas.
De modo que, contando con la complicidad de algunos buenos amigos franceses, la opción de París no le desagradaba. Unos años más tarde, al morir su madre en Llucmajor, me explicó que estaba estudiando el proyecto de convertir la casa familiar de Mallorca en la sede de un centro fotográfico. La iniciativa resultaba realmente estimulante. Ya existe un primer proyecto artístico y museográfico.
Al ponerse en venta la casa de al lado, donde vivía el párroco Tomàs Montserrat, era posible unir no sólo las dos casas sino también dos legados fotográficos que abarcan la totalidad del siglo XX. Toni Catany cedería, además de su casa, su propio archivo fotográfico de negativos (unos 80.000 de formato analógico), más de 1.000 copias positivas originales, su colección de obras de otros fotógrafos, su biblioteca, así como un centenar de placas de vidrio de Tomàs Montserrat (1873-1944), que había inmortalizado a gran parte de los habitantes del pueblo en retratos colectivos realizados después de la misa dominical. Si bien Catany hace años que vive en Barcelona, son muchas sus imágenes realizadas en Mallorca y otros lugares del Mediterráneo y de todo el mundo.
La idea de poder legar a su pueblo natal un centro fotográfico donde la propia representación de la imagen local pueda dialogar con su afán creativo universal es realmente poderosa para alguien como Catany, con una obra singular que ha hecho de la belleza del paisaje y de los objetos cotidianos, así como de la celebración de los cuerpos y del mestizaje, parte indisoluble de la memoria personal y colectiva. La reciente compra por parte del Consell Insular de Mallorca de la casa familiar de Tomàs Montserrat asegura la viabilidad del proyecto ambicioso de la futura Fundació Toni Catany-Centre Internacional de Fotografia. Sin duda, el rigor y la perseverancia de Toni Catany, con la colaboración de diversas instituciones públicas, van a permitir en pocos años la existencia de un centro fotográfico de referencia europea en Llucmajor, ejemplar por sus objetivos patrimoniales y por sus horizontes de irradiación internacional.
2. Durante un tiempo, después de la muerte de su padre, Martí y Andreu siguieron custodiando el fabuloso archivo de unos 200.000 negativos de Francesc Català-Roca (1922-1998) situado en un subterráneo de la Travessera de Dalt en Barcelona, donde todavía recuerdo al gran fotógrafo revisando sus copias junto a sus hijos. Cuando decidieron buscar un futuro para el legado de su padre, los hermanos Català empezaron a hablar con diversos ayuntamientos, como el de Mataró, con la idea de crear un centro fotográfico que preservara el archivo fotográfico de su padre. Las conversaciones no fueron mucho más allá de las buenas palabras, pese a que el archivo de Francesc Català-Roca es uno de los más importantes de la fotografía catalana del siglo XX. Ante las dificultades para encontrar una propuesta óptima, los hijos de Català-Roca decidieron en el 2008 aceptar la oferta del Col•legi Oficial El lugar del archivo d´Arquitectes de Catalunya (COAC) para preservar y gestionar el archivo de su padre. Pese a que la conservación del archivo está asegurada, desgraciadamente, en una situación agravada por la crisis, el COAC no tiene recursos para invertir en el estudio y la difusión del legado de Català-Roca.
3. Agustí Centelles (1909-1985) no hizo nunca una fotografía en Salamanca o en Madrid. Su obra como fotoperiodista está centrada en Catalunya, principalmente en Barcelona, en el frente de Aragón, durante la Guerra Civil, y en el sur de Francia, durante el exilio. Su archivo de unos 10.000 negativos realizados básicamente en el periodo de la Segunda República y de la Guerra Civil es un testimonio único de la vida cotidiana y de la historia de Catalunya durante ese periodo. Pero el valor del archivo no es sólo histórico, sociológico o artístico sino también simbólico y político. Cuando Agustí Centelles marcha al exilio con su archivo fotográfico, lo hace justamente para evitar que vaya a Salamanca, que vaya a un archivo represivo que sirva para encausar y delatar a todos aquellos que aparecen en sus imágenes. El archivo de Centelles se convierte en emblema de la resistencia, en símbolo de la libertad de un pueblo, de la lucha contra el fascismo. La mayoría de las imágenes de Centelles no se entienden en profundidad sin el contexto de la historia y de la geografía de Catalunya. Fueron, en su mayor parte, publicadas en periódicos catalanes y constituyen una de las muestras más importantes del fotoperiodismo catalán, español y europeo de entreguerras. Por todos estos motivos, desde un punto de vista histórico, sociológico, cultural, político y archivístico lo lógico es que el archivo fotográfico de Centelles estuviera en Barcelona.
4. Vista la deslealtad flagrante del Ministerio de Cultura con la Generalitat, tras la compra del archivo Centelles, con nocturnidad y alevosía, pese al conocimiento del interés objetivo del Departament de Cultura de la Generalitat por la adquisición del archivo, vista la dificultad que muchos archivos fotográficos catalanes tienen para encontrar un espacio indicado para su preservación, urge pensar la especificidad del hecho fotográfico con la creación de un Centre Nacional de la Imatge que, en colaboración con el ANC, el AFB, y otros muchos archivos, permita conservar, estudiar y difundir, en las mejores condiciones, el patrimonio fotográfico artístico catalán antes de que surjan nuevos casos Centelles. Quizás, el archivo de Francesc Català-Roca sería de los primeros que debería formar parte del nuevo Centre Nacional de la Imatge. Tal vez, si los hijos de Centelles fueran razonables, no tuvieran tanta prisa y la Generalitat fuera más ambiciosa, la nueva institución se podría haber llamado Centre Nacional de la Imatge Agustí Centelles.
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